*El Zotoluco Sufre Cornada Interna en la Rodilla Derecha.
Tauro
Media
Aguascalientes,
Ags.- En tarde soleada se llevó a cabo la cuarta corrida de feria en donde
Alejandro Talavante y Juan Pablo Sánchez consiguieron cortar una oreja por
coleta, mientras que Eulalio López “El Zotoluco” dejó escapar el triunfo grande
con el mejor toro de la tarde y sufrió una cornada interna en la rodilla
derecha. Los toros que se corrieron fueron de la ganadería de Los Encinos, bien
presentados y terciados en juego, destacando el cuarto de la tarde que mereció
el arrastre lento.
El primer
espada, Eulalio López “El Zotoluco”, tuvo por delante a un toro reservón al que
el matador le extrajo muletazos con son, destacando un par de tandas por el
izquierdo, se le fue la mano con la espada y la dejó caída teniendo silencio.
Con el segundo de su lote pudo haber logrado cosas importantes con un burel de
grandes condiciones, bravo, noble y emotivo, al que el Zotoluco dio muletazos
largos por ambos lados y en redondo, aunque sin el temple necesario que exigía
el de Los Encinos, un animal que exigía y transmitía, al grado de que un sector
importante del público pedía el indulto, mismo que no se concedió, Eulalio tomó
la espada y tras pinchazo dejó una estocada caída, teniendo al final división
de opiniones.
Posterior
a ello se trasladó a la enfermería para ser revisado por el cuerpo médico de
plaza, quienes comentaron, en voz del doctor Carlos Hernández Sánchez, que todo
indica tiene una cornada interna en la rodilla derecha y tras la valoración
clínica que le sea realizada se podrán dar a conocer más detalles.
El
segundo alternante, Alejandro Talavante, lanceó bien a su primero y aunque era
débil el toro supo dar la lidia requerida, pues contaba con calidad, corrió con
suavidad la mano por el diestro, llevándolo bien toreado, dando los tiempos y
las distancias correctas, mató certeramente al primer intento y cosechó la
primera oreja de la tarde, siendo además aplaudido el burel en el arrastre.
Con
el quinto de la tarde pechó con el peor del encierro, un manso con peligro
sordo, al que intentó, buscó, pero no encontró, despachó al tercer viaje y fue
silenciada su labor.
Vino
un séptimo de regalo en el que Alejandro Talavante mostró su poder y metió a un
toro que parecía rajarse, recetó varias tandas de derechazos con buena
manufactura, así como detalles con su estilo personal, concluyó el trasteo con
ceñidas manoletinas y con el acero dejó una estocada trasera, al final saludo
en el tercio.
Con el último de la lidia ordinaria poco pudo realizar con un astado mansurrón y débil, insistió en extraer algo para agradar, pero era imposible, mató al segundo viaje y fue silenciada la labor.
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